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Este Blogue tem como objectivo a discussão da violência em geral e da guerra na Pré-História em particular. A Arqueologia da Península Ibérica tem aqui especial relevo. Esperamos cruzar dados de diferentes campos do conhecimento com destaque para a Antropologia Social. As críticas construtivas são bem vindas neste espaço, que se espera, de conhecimento.
Guerra Primitiva\Pré-Histórica
Violência interpessoal colectiva entre duas ou mais comunidades políticas distintas, com o uso de armas tendo como objectivo causar fatalidades, por um motivo colectivo sem hipótese de compensação.
Violência interpessoal colectiva entre duas ou mais comunidades políticas distintas, com o uso de armas tendo como objectivo causar fatalidades, por um motivo colectivo sem hipótese de compensação.
Monday, 31 January 2011
USA Grant on prehistoric warfare
George Milner and George Chaplin receive an NSF grant to study warfare in prehistoric eastern North America
in PennState, Department of Anthropology
By BETTY L BLAIR on January 20, 2011 3:43
George Milner and George Chaplin recently received a three-year National Science Foundation (NSF) grant for a project that will produce the first comprehensive account of conflict in prehistoric eastern North America, with an emphasis on the last 1500 years of prehistory (prior to ca. AD 1500). Dramatic cultural changes occurred during that time as early food-producing communities characterized by relatively egalitarian social relations were transformed into larger agricultural societies, many of which were dominated by hereditary chiefs. The project completes a multi-year effort to assemble the archaeological (settlements surrounded by palisades) and osteological (skeletons with conflict-related trauma such as arrow injuries) necessary to understand how warfare was conducted, who was involved (casualties), and how the intensity of conflict varied over time and across prehistoric eastern North America.
La batalla de Himera emerge de las fosas de sus guerreros
http://www.elpais.com/articulo/cultura/batalla/Himera/emerge/fosas/guerreros/elpepicul/20110130elpepicul_5/Tes
JACINTO ANTÓN - Barcelona - 30/01/2011
El hallazgo de los restos ilumina el decisivo combate que ganaron los griegos a los cartagineses hace 2.500 años
Fue una de las batallas más tremendas y decisivas libradas por los antiguos griegos, y en ella también se jugó la suerte de la civilización occidental como la conocemos. Todo el mundo ha oído hablar de Salamina y, sin embargo, ¿quién recuerda Himera? Esa batalla tuvo lugar, según Heródoto (Libro VII), el mismo día que la de Salamina, durante la última semana de septiembre del 480 antes de Cristo, si bien en tierra y muy lejos hacia el oeste. Si junto a la isla de Salamina, cerca de Atenas, los griegos derrotaron a los persas y conjugaron el peligro de caer bajo el yugo del poderoso imperio oriental, hundiendo la incontable flota de Jerjes, frente a Himera, en la costa norte de Sicilia, cerca de Palermo, una coalición de colonos griegos -mandados por Terón, tirano de Agrigento, y Gelón, rey de Siracusa- venció a otros peligrosísimos enemigos, otros "bárbaros", estos occidentales, los cartagineses, salvaguardando uno de los territorios helenos más importantes.
Ante la derrota el comandante cartaginés se arrojó a las llamas
La coincidencia de los ataques, el persa y el cartaginés, hizo pensar a los griegos en un pacto de sus dos grandes enemigos para hacerles la pinza desde el este y el oeste. Las fuentes de la antigüedad -comparan Himera con Platea- hablan de una batalla grandiosa, que ahora confirma la arqueología, y que acabó con el enorme ejército cartaginés completamente derrotado y el suicidio de su comandante, Amilcar (un Magónida, nada que ver con los Bárcidas), que se habría lanzado a las llamas de una pira sacrificial, a lo Dido, evitando la captura.
El combate tuvo algo de guerra de Troya, pero al revés: los griegos asediados, que al principio llevaban la peor parte, hasta el punto de que tapiaron las puertas de la ciudad y asaltaron con un ardid -haciéndose pasar por caballería enemiga- el campamento en la playa de los atacantes cartagineses incendiando sus naves varadas. La contienda prosiguió en la llanura entre la playa y la ciudad, donde el campo de batalla ha sido ahora localizado.
De la ferocidad de la lucha -"fue grande la carnicería", escribe Diodoro Sículo- nos da fe el descubrimiento de los enterramientos de los guerreros griegos caídos en la batalla. Los arqueólogos han hallado incluso varias sepulturas colectivas, verdaderas fosas comunes, con los soldados alineados en una última y espectral revista y todos con heridas escalofriantes, en las que se escucha el eco metálico de la guerra antigua con toda su ferocidad. Desde el punto de vista científico pueden representar la mayor fuente de información sobre cómo luchaban y morían los griegos.
"Hemos excavado siete fosas comunes de la batalla con un centenar de cadáveres, pero hay muchísimas sepulturas individuales más de guerreros y 26 tumbas de caballos, muy raras en el mundo griego y que deben tener que ver con ese papel protagonista de la caballería en la batalla, para recordarlo", explica el director científico de las excavaciones, el arqueólogo Stefano Vassallo. El estudioso, que ha participado en un curso del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), recuerda que la necrópolis de Himera es una de las más grandes de Italia y en ella han excavado ¡9.000 tumbas! de diferentes épocas durante los trabajos preventivos de la construcción de la línea ferroviaria Palermo-Mesina, iniciados en 2008 y recién concluidos.
Vassallo señala que los guerreros griegos de las fosas comunes yacen todos en posición dorsal, son hombres de edades entre los 25 y los 30 años y presentan traumatismos violentos debidos a heridas de armas de tajo o lanza. Muchos conservan trozos del arma que les causó la muerte: puntas de flecha o de lanza que penetraron tan profundamente que no se pudieron extraer del cuerpo.
El arqueólogo no cree que la coincidencia con Salamina sea literal (para Diodoro Sículo, Himera se libró el mismo día que la batalla de las Termópilas), pero tampoco que Heródoto se lo inventara. "No es un mito, hubo sin duda sincronía entre ambas campañas".
Himera tiene un epílogo amargo. Si bien los griegos pararon definitivamente a los persas en las guerras médicas, los cartagineses volvieron 70 años después y la revancha fue completa. En la segunda batalla de Himera (409 antes de Cristo), el nieto de Amílcar, Aníbal (otro, no el terror de los romanos), venció a los griegos y arrasó la ciudad. Himera no volvió a ser ocupada. "Fue una vendetta tremenda", asegura Vassallo. También de esta notable batalla se han excavado otras dos fosas comunes, una con 59 cadáveres. Vassallo cree que otra fosa con centenares de esqueletos muy desordenados podría albergar los restos de las víctimas de la masacre de civiles ordenada por Aníbal tras la toma de la ciudad para apaciguar el fantasma de su abuelo.
JACINTO ANTÓN - Barcelona - 30/01/2011
El hallazgo de los restos ilumina el decisivo combate que ganaron los griegos a los cartagineses hace 2.500 años
Fue una de las batallas más tremendas y decisivas libradas por los antiguos griegos, y en ella también se jugó la suerte de la civilización occidental como la conocemos. Todo el mundo ha oído hablar de Salamina y, sin embargo, ¿quién recuerda Himera? Esa batalla tuvo lugar, según Heródoto (Libro VII), el mismo día que la de Salamina, durante la última semana de septiembre del 480 antes de Cristo, si bien en tierra y muy lejos hacia el oeste. Si junto a la isla de Salamina, cerca de Atenas, los griegos derrotaron a los persas y conjugaron el peligro de caer bajo el yugo del poderoso imperio oriental, hundiendo la incontable flota de Jerjes, frente a Himera, en la costa norte de Sicilia, cerca de Palermo, una coalición de colonos griegos -mandados por Terón, tirano de Agrigento, y Gelón, rey de Siracusa- venció a otros peligrosísimos enemigos, otros "bárbaros", estos occidentales, los cartagineses, salvaguardando uno de los territorios helenos más importantes.
Ante la derrota el comandante cartaginés se arrojó a las llamas
La coincidencia de los ataques, el persa y el cartaginés, hizo pensar a los griegos en un pacto de sus dos grandes enemigos para hacerles la pinza desde el este y el oeste. Las fuentes de la antigüedad -comparan Himera con Platea- hablan de una batalla grandiosa, que ahora confirma la arqueología, y que acabó con el enorme ejército cartaginés completamente derrotado y el suicidio de su comandante, Amilcar (un Magónida, nada que ver con los Bárcidas), que se habría lanzado a las llamas de una pira sacrificial, a lo Dido, evitando la captura.
El combate tuvo algo de guerra de Troya, pero al revés: los griegos asediados, que al principio llevaban la peor parte, hasta el punto de que tapiaron las puertas de la ciudad y asaltaron con un ardid -haciéndose pasar por caballería enemiga- el campamento en la playa de los atacantes cartagineses incendiando sus naves varadas. La contienda prosiguió en la llanura entre la playa y la ciudad, donde el campo de batalla ha sido ahora localizado.
De la ferocidad de la lucha -"fue grande la carnicería", escribe Diodoro Sículo- nos da fe el descubrimiento de los enterramientos de los guerreros griegos caídos en la batalla. Los arqueólogos han hallado incluso varias sepulturas colectivas, verdaderas fosas comunes, con los soldados alineados en una última y espectral revista y todos con heridas escalofriantes, en las que se escucha el eco metálico de la guerra antigua con toda su ferocidad. Desde el punto de vista científico pueden representar la mayor fuente de información sobre cómo luchaban y morían los griegos.
"Hemos excavado siete fosas comunes de la batalla con un centenar de cadáveres, pero hay muchísimas sepulturas individuales más de guerreros y 26 tumbas de caballos, muy raras en el mundo griego y que deben tener que ver con ese papel protagonista de la caballería en la batalla, para recordarlo", explica el director científico de las excavaciones, el arqueólogo Stefano Vassallo. El estudioso, que ha participado en un curso del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), recuerda que la necrópolis de Himera es una de las más grandes de Italia y en ella han excavado ¡9.000 tumbas! de diferentes épocas durante los trabajos preventivos de la construcción de la línea ferroviaria Palermo-Mesina, iniciados en 2008 y recién concluidos.
Vassallo señala que los guerreros griegos de las fosas comunes yacen todos en posición dorsal, son hombres de edades entre los 25 y los 30 años y presentan traumatismos violentos debidos a heridas de armas de tajo o lanza. Muchos conservan trozos del arma que les causó la muerte: puntas de flecha o de lanza que penetraron tan profundamente que no se pudieron extraer del cuerpo.
El arqueólogo no cree que la coincidencia con Salamina sea literal (para Diodoro Sículo, Himera se libró el mismo día que la batalla de las Termópilas), pero tampoco que Heródoto se lo inventara. "No es un mito, hubo sin duda sincronía entre ambas campañas".
Himera tiene un epílogo amargo. Si bien los griegos pararon definitivamente a los persas en las guerras médicas, los cartagineses volvieron 70 años después y la revancha fue completa. En la segunda batalla de Himera (409 antes de Cristo), el nieto de Amílcar, Aníbal (otro, no el terror de los romanos), venció a los griegos y arrasó la ciudad. Himera no volvió a ser ocupada. "Fue una vendetta tremenda", asegura Vassallo. También de esta notable batalla se han excavado otras dos fosas comunes, una con 59 cadáveres. Vassallo cree que otra fosa con centenares de esqueletos muy desordenados podría albergar los restos de las víctimas de la masacre de civiles ordenada por Aníbal tras la toma de la ciudad para apaciguar el fantasma de su abuelo.
Saturday, 29 January 2011
The Centre for Battlefield Archaeology postgraduate conference
‘We go to gain a little patch of ground’: postgraduate research in conflict archaeology
First call for Papers
7th - 9th October 2011, University of Glasgow
Email: conflictpg@gmail.com
The Centre for Battlefield Archaeology at the University of Glasgow will be hosting a three-day postgraduate conference bringing together researchers working within the field of conflict archaeology. It is intended that this conference be a postgraduate answer to the Fields of Conflict conference cycle. The first Fields of Conflict conference, held in Glasgow in 2000, represented a significant horizon for those eager for the opportunity to share pioneering research in the burgeoning field of conflict archaeology. In the last decade, conflict archaeology has transformed from a radical sub-discipline into an established, yet dynamic, academic subject covering a myriad of research avenues.
This postgraduate conference will bring together postgraduate researchers with the aim of providing a platform to present a new generation of research in the field of conflict archaeology. It will provide a venue for postgraduates to present their work, offering a chance not only to be informed of the latest research trends, but also to give students the opportunity to connect with others within this rapidly developing field of specialisation. It is hoped that this conference will address a perceived lack of forum for the discussion and presentation of postgraduate work in all facets of conflict archaeology and will in turn foster a vibrant postgraduate research community that forges intellectual, international and interdisciplinary connections. We go, therefore, ‘to gain a little patch of ground’ (Hamlet IV.iv.18).
Papers will cover a wide range of research interests, reflecting the multifaceted nature of conflict archaeology, covering all time periods from the ancient to the contemporary.
We welcome submissions including, but not limited to, topics such as:
• Methodologies and new approaches
• Landscapes of conflict
• Warfare, violence, resistance
• Politics and propaganda
• Memorialisation, remembrance and forgetting
• Imprisonment / internment
• Colonial encounter
• Heritage management of sites of conflict and public engagement
• Battlefield tourism, thanatourism
• Recreation, re-enactment and ersatz experience
• Ethics of studying violence and conflict
• Investigating and interpreting uncomfortable / problematic histories
• Recovery of remains
We invite 20-minute papers that touch upon any of the themes raised above. Papers on related topics or those that offer comparative perspectives are also welcome, as are A0- and A1-sized research posters. Please send a 250-300 word abstract to conflictpg@gmail.com by 1 July 2011. Selected papers will be published in a special edition of the Journal of Conflict Archaeology.
For further information contact Natasha Ferguson, Jennifer Novotny or Jonathan Trigg.
Centre for Battlefield Archaeology
University of Glasgow
Gregory Building
Lilybank Gardens
Glasgow G12 8QQ
+44 (0)141 330 2304
conflictpg@gmail.com
First call for Papers
7th - 9th October 2011, University of Glasgow
Email: conflictpg@gmail.com
The Centre for Battlefield Archaeology at the University of Glasgow will be hosting a three-day postgraduate conference bringing together researchers working within the field of conflict archaeology. It is intended that this conference be a postgraduate answer to the Fields of Conflict conference cycle. The first Fields of Conflict conference, held in Glasgow in 2000, represented a significant horizon for those eager for the opportunity to share pioneering research in the burgeoning field of conflict archaeology. In the last decade, conflict archaeology has transformed from a radical sub-discipline into an established, yet dynamic, academic subject covering a myriad of research avenues.
This postgraduate conference will bring together postgraduate researchers with the aim of providing a platform to present a new generation of research in the field of conflict archaeology. It will provide a venue for postgraduates to present their work, offering a chance not only to be informed of the latest research trends, but also to give students the opportunity to connect with others within this rapidly developing field of specialisation. It is hoped that this conference will address a perceived lack of forum for the discussion and presentation of postgraduate work in all facets of conflict archaeology and will in turn foster a vibrant postgraduate research community that forges intellectual, international and interdisciplinary connections. We go, therefore, ‘to gain a little patch of ground’ (Hamlet IV.iv.18).
Papers will cover a wide range of research interests, reflecting the multifaceted nature of conflict archaeology, covering all time periods from the ancient to the contemporary.
We welcome submissions including, but not limited to, topics such as:
• Methodologies and new approaches
• Landscapes of conflict
• Warfare, violence, resistance
• Politics and propaganda
• Memorialisation, remembrance and forgetting
• Imprisonment / internment
• Colonial encounter
• Heritage management of sites of conflict and public engagement
• Battlefield tourism, thanatourism
• Recreation, re-enactment and ersatz experience
• Ethics of studying violence and conflict
• Investigating and interpreting uncomfortable / problematic histories
• Recovery of remains
We invite 20-minute papers that touch upon any of the themes raised above. Papers on related topics or those that offer comparative perspectives are also welcome, as are A0- and A1-sized research posters. Please send a 250-300 word abstract to conflictpg@gmail.com by 1 July 2011. Selected papers will be published in a special edition of the Journal of Conflict Archaeology.
For further information contact Natasha Ferguson, Jennifer Novotny or Jonathan Trigg.
Centre for Battlefield Archaeology
University of Glasgow
Gregory Building
Lilybank Gardens
Glasgow G12 8QQ
+44 (0)141 330 2304
conflictpg@gmail.com
Monday, 24 January 2011
Sunday, 23 January 2011
Violência e Etnografia: os Maori.
A Polinésia é constituída por milhares de ilhas dispersas por um mar imenso. O Homem conseguiu povoar estas ilhas e manter uma unidade cultural, apesar das distâncias, sem uma língua escrita e com tecnologia ainda lítica. A sociedade Polinésia é constituída por chefados Teocrático formada por clãs em que o chefe é descendente directo dos Deuses e o seu maná maior se for um bom guerreiro.
Os Maori ocuparam a Nova Zelândia em 800 d.C., trouxeram a cultura polinésia atingindo os 200 000 habitantes. Os chefes descendentes dos deuses constituíam uma classe social superior e militarmente especializada. Tinham o poder de taxar e dirigir os trabalhos, podiam assim organizar exércitos, reunir abastecimentos e fornecer transporte, realizando assim verdadeiras campanhas militares de longa distância. Apesar do infanticídio, da intensificação da produção (com o desbravar de novos terrenos e trabalhos de irrigação, por exemplo), do viajar (migrações em busca de novas ilhas) e da guerra os maori não conseguiram parar o crescimento populacional.
O nome dado aos guerreiros é toa, o mesmo das árvores de que são feitas as mocas com que são resolvidas as disputas por insultos, mulheres, propriedade ou liderança (Keegan, 1994, p. 102). A principal função da guerra entre os Maori parece ter sido a distribuição de terras, outros investigadores apontam para a vingança.
A guerra tornou-se de extermínio com o uso de mocas e lanças aguçadas com líticos, osso, conchas ou coral uma vez que os Maori não possuíam metalurgia (Keegan, 1994, p. 103-105). Os combates tinham como objectivo a derrota total e aniquilação do inimigo, o canibalismo e a captura de troféus tornaram-se uma prática comum entre os Maori (Keeley, 1997, p. 100).
Deu-se então uma evolução tecnológica e começaram a aparecer fortificações, já foram identificadas cerca de 4000. Estas fortificações eram construídas em sítios altos, e constituídas por paliçadas, fossos, ladeiras e armazéns de comida. Não são conhecidas armas de cerco, podendo as fortificações ter funcionado como um elemento estabilizador.
Independentemente da função as fortificações evitaram não só um caminho para a destruição total como a própria supremacia de um chefado sobre os restantes (Keegan, 1994, p. 105-106).
Bibliografia:
KEEGAN, John (1994) – A history of warfare. London: Pimlico.
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
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Maori
Sunday, 16 January 2011
Valcamonica Rock Art I
in Rupestre.net
Site: Naquane National Park (Capo di Ponte)
Subject: duelling warriors
Period: Late Iron Age
Description: the two warrios are duelling in a simmetric position with sword and shield. This scene can be dated to the Iron Age by the weapons represented and mostly by the theme itself. The duel is the first iconographic subject in the Iron Age Valcamonica rock art
To notice: the parallel oblique scratches are the result of the last glacial period, ended in the Alps about 14-12.000 BP
Tuesday, 11 January 2011
Violência e Etnografia: os Maring.
Os Maring habitam os planaltos centrais da Nova Guiné, são uma sociedade formada por clãs tribais, com grande densidade populacional e com um total de 7000 indivíduos. Possuem pequenas hortas e porcos domesticados, dedicam-se também à caça e recolecção, possuem uma tecnologia ainda lítica.
Nos anos 60 foram efectuados estudos de campo pelo antropólogo Andrew Vayda que identificou quatro formas de guerra (Keegan, 1994, p. 99-100). Na primeira forma, chamado de nothing fights, os grupos adversários enfrentam-se à distância do alcance de tiro de flecha e trocam projécteis escondendo-se por detrás de escudos, estes combates podem durar vários dias e as baixas são raras. Na segunda forma, chamado de true fights, além das trocas de projécteis, os grupos aproximam-se à distância de luta corpo a corpo e lutam com machados de pedra e lanças, no entanto as baixas continuam raras apesar dos combates durarem dias. O raid é a terceira forma de guerra, aqui é efectuado um curto ataque de surpresa ao território inimigo com um número maior de baixa. A quarta e mais mortífera forma de guerra é o rout, aqui é efectuado um ataque ao acampamento inimigo em que são mortos vários elementos, incluindo mulheres e crianças.
Segundo Vayda (Keegan, 1994, p. 101-103) na forma de nohing fights a causa pode ser desde insultos a homicídio, tem como função testar as forças do adversário e tentar negociar as reparações com a ajuda de vizinhos. A forma de true fights e o raid representam o escalonamento de problemas que não foram resolvidos com o primeiro tipo de guerra, tem como função o equilíbrio de poder. O rout tem como função a aniquilação do inimigo e conquista dos seus recursos, mas esta explicação está envolta em controvérsia pois o território do inimigo nem sempre é ocupado e a densidade populacional dos Maring tem vindo a diminuir.
Nota: Keeley (1997, p. 93) considera a forma de rout dentro da forma do raid.
Bibliografia:
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
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Maring
Monday, 10 January 2011
Sunday, 9 January 2011
Violência e Etnografia: os Yanomamo.
Os Yanomamo habitam nas florestas tropicais do Brasil e da Venezuela, numa área de 40000 milhas quadradas banhadas pelo Rio Orinoco, são cerca de 10000 indivíduos em aldeias tribais de 40 a 250 indivíduos que possuem já uma agricultura de pequenas hortas.
O antropólogo Chagnon viveu em 1964 entre os Yanomamo, estudou os seus hábitos e concluiu que estes se encontram em guerra permanente, povo conhecido como feroz, incentiva a agressividade (waiteri) dentro da sua comunidade e tenta atemorizar os vizinhos (Keegan, 1994, p. 94).
Segundo Frigolé Reichax (1988, p. 66-68) os Yanomamo têm vários níveis de violência interpessoal na sua cultura, estes níveis crescem do individual para o colectivo, vão aumentando em intensidade e variam as armas usadas. Segundo o mesmo autor este sistema começa por ser regulamentado e ritualista, usado como forma de escape de situações mais graves ou como forma de compensação de danos sofridos, todo o povoado ou grupos vizinhos participam e normalmente os combates não levam à morte.
Chagnon (Otterbein, 2004, p. 202) refere como primeiro nível de luta interpessoal o chest-pouding, combate entre dois indivíduos com golpes no peito, de seguida temos o side-slapping, com golpes na zona lateral do tronco, depois passamos ao clubs-fights, aqui já entram armas e golpes na cabeça que podem ser mortais. Segundo o mesmo autor no combate entre grupos, a primeira forma é a luta com lanças, a primeira forma de guerra são os raids aos acampamentos dos vizinhos, temos também ataques à traição, estes acontecem durante uma suposta festa, com a ajuda de um terceiro grupo, e tornam-se em verdadeiros massacres.
Além da guerra interna os Yanomamo dedicam-se também à guerra externa atacando tribos vizinhas não relacionadas por casamento, estas são consideradas como inferiores e exterminadas num movimento de expansão (Chagnon apud Keegan, 1994, p. 97).
A guerra entre os Yanomamo (Harris, 2004, p. 431) é uma forma de conseguir mulheres (aqueles que já mataram têm mais mulheres e filhos), é também uma forma de conseguir status, dentro e fora do grupo (usar a agressividade como dissuasor de possíveis ataques dos vizinhos), conseguir recursos (o importante recurso que é a carne, desenvolvido por Harris em 1990 na p. 73-83) e vingança.
No entanto as causas e funções da guerra entre os Yanomamo não são consensuais, alguns autores acrescentam mesmo o controle de rotas comerciais ou o resultado do contacto com os europeus à discussão (Thorpe, 2003, p. 149-150).
A principal causa de morte entre este povo é a guerra, o total de mortos na guerra atinge percentagens muito altas entre a população masculina (Keeley, 1997, p. 68).
Bibliografia:
FRIGOLÉ REIXACH, Juan; ed. (1988) – As raças humanas. Resomnia Editores.
HARRIS, Marvin (2004) – Introducción a la Antropologia general. Madrid: Alianza Editorial. 7.ª Edición.
KEEGAN, John (1994) – A history of warfare. London: Pimlico.
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
OTTERBEIN, Keith F. (2004) – How war began. College Station: Texas A&M University Press.
THORPE, I. J. N. (2003) – Anthropology, archaeology and the origin of warfare. World Archaeology (The Social Commemoration of Warfare). 35: 1, p.145-165.
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Yanomamo
Saturday, 8 January 2011
Almagro-Gorbea, Lorrio - War and Society in the Celtiberian World
Violência e Etnografia: Aborígenes Australianos
Os Aborígenes habitam as terras mais inóspitas da Austrália, formam bandos de caçadores-recolectores que não tinham conhecimento metalúrgicos até à chegada dos ingleses.
Entre os grupos aborígenes australianos encontram-se várias formas de violência interpessoal como duelos, raids e batalhas campais (Harris, 2004; Keeley, 1997; Leblanc e Register, 2004, Otterbein, 2004).
O Etnógrafo Warner, no princípio do séc.XX, estudou os Murger e recolheu terminologia para seis tipos de guerra diferentes entre este povo (Leblanc e Register, 2004, p. 123).
Os duelos que têm como objectivo resolver situações individuais e impedir atritos mais graves, funcionam como válvula de escape, por vezes acabam por escalar para batalhas campais pois os jovens dos grupos não se conseguem controlar (Warner apud Keeley, 1997, p. 149).
Buckley, que viveu 32 anos entre os Wathaurong no início do séc. XIX, descreve a existência de feuds, batalhas campais, massacres na forma de raids nocturnos, o medo constante de ataques, a necessidade de alianças e traições dos aliados (Leblanc e Register, 2004, p. 114-115 e 122-123). Entre os Murngin do Norte da Austrália, 28% das mortes de homens adultos deviam-se a baixas no campo de batalha (Warner apud Harris, 2004, p. 426).
Nas expedições contra grupos vizinhos os guerreiros são eleitos por um conselho de anciões, estas expedições têm como objectivo a vingança, conseguir mulheres, disputas por território ou lugares sagrados, conquista de recursos nomeadamente água.
Existe uma forma de homicídio ritual, em que são os próprios companheiros da vítima que a assassinam ou chamam um grupo vizinho para o fazer, funciona então como um sistema de justiça.
Segundo Leblanc e Register (2004, p. 121), os Aborígenes têm vários artefactos exclusivos para a violência interpessoal. Temos armas defensivas, muitos tipos de escudos que variam consoante a região, variam também na forma e função. As armas ofensivas de arremesso, um tipo de bumerangue mais pesado que termina em forma de garra, lanças e propulsores (woomera). Temos também uma arma ofensiva de mão, uma moca de madeira que por vezes tem um pico de pedra.
Os Aborígenes mostram ter algumas tácticas nos seus raids, existe mesmo o registo de um grupo simular uma fuga num confronto, levando os perseguidores para uma emboscada, onde esperavam mais elementos escondidos.
Segundo Tacon e Chippendale apud Otterbein (2004, p. 73), a Arte rupestre é uma fonte de informação para a guerra entre os Aborígenes, esta abarca um período de 6000 anos e permite reconhecer uma evolução na maneira de lutar deste povo.
A Arqueologia tem ajudado a demonstrar que os Aborígenes tinham territórios que defendiam, existiam mesmo terras de ninguém entre esses territórios que serviam também como zonas de trocas (Leblanc e Register, 2004, p. 122).
Bibliografia:
HARRIS, Marvin (2004) – Introducción a la Antropologia general. Madrid: Alianza Editorial. 7.ª Edición.
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
LEBLANC, Steven A.; REGISTER, Katherine E. (2004) – Constant battles: the myth of the peaceful, noble savage. New York: St. Martin’s Griffin.
OTTERBEIN, Keith F. (2004) – How war began. College Station: Texas A&M University Press.
Entre os grupos aborígenes australianos encontram-se várias formas de violência interpessoal como duelos, raids e batalhas campais (Harris, 2004; Keeley, 1997; Leblanc e Register, 2004, Otterbein, 2004).
O Etnógrafo Warner, no princípio do séc.XX, estudou os Murger e recolheu terminologia para seis tipos de guerra diferentes entre este povo (Leblanc e Register, 2004, p. 123).
Os duelos que têm como objectivo resolver situações individuais e impedir atritos mais graves, funcionam como válvula de escape, por vezes acabam por escalar para batalhas campais pois os jovens dos grupos não se conseguem controlar (Warner apud Keeley, 1997, p. 149).
Buckley, que viveu 32 anos entre os Wathaurong no início do séc. XIX, descreve a existência de feuds, batalhas campais, massacres na forma de raids nocturnos, o medo constante de ataques, a necessidade de alianças e traições dos aliados (Leblanc e Register, 2004, p. 114-115 e 122-123). Entre os Murngin do Norte da Austrália, 28% das mortes de homens adultos deviam-se a baixas no campo de batalha (Warner apud Harris, 2004, p. 426).
Nas expedições contra grupos vizinhos os guerreiros são eleitos por um conselho de anciões, estas expedições têm como objectivo a vingança, conseguir mulheres, disputas por território ou lugares sagrados, conquista de recursos nomeadamente água.
Existe uma forma de homicídio ritual, em que são os próprios companheiros da vítima que a assassinam ou chamam um grupo vizinho para o fazer, funciona então como um sistema de justiça.
Segundo Leblanc e Register (2004, p. 121), os Aborígenes têm vários artefactos exclusivos para a violência interpessoal. Temos armas defensivas, muitos tipos de escudos que variam consoante a região, variam também na forma e função. As armas ofensivas de arremesso, um tipo de bumerangue mais pesado que termina em forma de garra, lanças e propulsores (woomera). Temos também uma arma ofensiva de mão, uma moca de madeira que por vezes tem um pico de pedra.
Os Aborígenes mostram ter algumas tácticas nos seus raids, existe mesmo o registo de um grupo simular uma fuga num confronto, levando os perseguidores para uma emboscada, onde esperavam mais elementos escondidos.
Segundo Tacon e Chippendale apud Otterbein (2004, p. 73), a Arte rupestre é uma fonte de informação para a guerra entre os Aborígenes, esta abarca um período de 6000 anos e permite reconhecer uma evolução na maneira de lutar deste povo.
A Arqueologia tem ajudado a demonstrar que os Aborígenes tinham territórios que defendiam, existiam mesmo terras de ninguém entre esses territórios que serviam também como zonas de trocas (Leblanc e Register, 2004, p. 122).
Bibliografia:
HARRIS, Marvin (2004) – Introducción a la Antropologia general. Madrid: Alianza Editorial. 7.ª Edición.
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
LEBLANC, Steven A.; REGISTER, Katherine E. (2004) – Constant battles: the myth of the peaceful, noble savage. New York: St. Martin’s Griffin.
Friday, 7 January 2011
Violência e Etnografia: os Kung.
Os Kung! são caçadores-recolectores e habitam o deserto do Kalahari na África do Sul, são também chamados de San (Bushman), vivem em pequenos bandos espalhados por vários acampamentos. Possuem um conjunto de artefactos mínimo e não conheciam a metalurgia até ao contacto com os europeus.
Jonh e Lorna Marshal iniciaram os estudos sobre os Kung!, concluíram que estes têm que trabalhar apenas algumas horas por dia para sobreviver, no entanto estes estudos não tiveram em conta uma série de variáveis: não incluíram as viagens até aos recursos (como os poços de água), o processamento dos recursos no acampamento, os tempos de escassez, as influências das sociedades estatais (como por exemplo o uso de ferramentas de metal ou roupas de algodão), o controlo populacional também não foi tido em conta (num ambiente em que se a população cresce temos logo desequilíbrio) , a vida dos Kung! não é fácil nem pacífica (Leblanc e Register, 2004, p. 106-116).
Os Kung! tiveram taxas de homicídio muito superiores às dos países industrializados nos anos 20 a 60 (Keeley, 1997, p. 29).
Antes do estabelecimento da polícia do Bechuanaland \ Botswna, os Kung! efectuavam raids e feuds entre bandos (guerra interna) e atacavam os povos vizinhos (guerra externa) de pastores para roubar gado, os Khoikhoi e dos Tswana usavam mesmo os prefixos Ma (tribo inimiga) e San (bandido) para designar os Kung! (Keeley, 1997, p. 133-135).
As capacidades militares dos Bushmen (os que falam San) foram registadas por ingleses e holandeses, estes referem mesmo que os líderes dos Bantu (povos de agricultores) usavam os Kung! na sua guarda pessoal (Leblanc e Register, 2004, p. 106).
Além da tradição oral, as desavenças dos Kung! com os povos vizinhos ficaram inscritas também na Arte rupestre, aqui temos combates entre os arqueiros Kung! e os pastores vizinhos armados com escudos, lanças e mocas (Keeley, 1997, p. 133).
Os povos de pastores efectuavam raids aos acampamentos Kung!, como vingança pelo roubo de gado, que levaram ao extermínio total de inúmeros bandos. Os Kung! apesar da desvantagem numérica e terem pior armamento conseguiram um equilíbrio na guerra com os pastores, tinham temidas setas envenenadas, a vantagem táctica de conhecerem melhor o terreno e maior mobilidade (Keeley, 1996, p. 133).
Bibliografia:
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
LEBLANC, Steven A.; REGISTER, Katherine E. (2004) – Constant battles: the myth of the peaceful, noble savage. New York: St. Martin’s Griffin.
Jonh e Lorna Marshal iniciaram os estudos sobre os Kung!, concluíram que estes têm que trabalhar apenas algumas horas por dia para sobreviver, no entanto estes estudos não tiveram em conta uma série de variáveis: não incluíram as viagens até aos recursos (como os poços de água), o processamento dos recursos no acampamento, os tempos de escassez, as influências das sociedades estatais (como por exemplo o uso de ferramentas de metal ou roupas de algodão), o controlo populacional também não foi tido em conta (num ambiente em que se a população cresce temos logo desequilíbrio) , a vida dos Kung! não é fácil nem pacífica (Leblanc e Register, 2004, p. 106-116).
Os Kung! tiveram taxas de homicídio muito superiores às dos países industrializados nos anos 20 a 60 (Keeley, 1997, p. 29).
Antes do estabelecimento da polícia do Bechuanaland \ Botswna, os Kung! efectuavam raids e feuds entre bandos (guerra interna) e atacavam os povos vizinhos (guerra externa) de pastores para roubar gado, os Khoikhoi e dos Tswana usavam mesmo os prefixos Ma (tribo inimiga) e San (bandido) para designar os Kung! (Keeley, 1997, p. 133-135).
As capacidades militares dos Bushmen (os que falam San) foram registadas por ingleses e holandeses, estes referem mesmo que os líderes dos Bantu (povos de agricultores) usavam os Kung! na sua guarda pessoal (Leblanc e Register, 2004, p. 106).
Além da tradição oral, as desavenças dos Kung! com os povos vizinhos ficaram inscritas também na Arte rupestre, aqui temos combates entre os arqueiros Kung! e os pastores vizinhos armados com escudos, lanças e mocas (Keeley, 1997, p. 133).
Os povos de pastores efectuavam raids aos acampamentos Kung!, como vingança pelo roubo de gado, que levaram ao extermínio total de inúmeros bandos. Os Kung! apesar da desvantagem numérica e terem pior armamento conseguiram um equilíbrio na guerra com os pastores, tinham temidas setas envenenadas, a vantagem táctica de conhecerem melhor o terreno e maior mobilidade (Keeley, 1996, p. 133).
Bibliografia:
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
LEBLANC, Steven A.; REGISTER, Katherine E. (2004) – Constant battles: the myth of the peaceful, noble savage. New York: St. Martin’s Griffin.
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Lobato de Faria - Luis
Thursday, 6 January 2011
Violência e Etnografia: os Inuit (Esquimós)
Os Inuit habitam zonas parcas em recursos e extremamente hostis para a sobrevivência humana como a Gronelândia, Norte do Canadá e Alasca. Este povo de caçadores-recolectores nunca teve grande densidade populacional e os seus pequenos bandos encontram-se separados por grandes distâncias. Os Inuit não conheciam a Metalurgia antes do contacto com os europeus. Este cenário não é favorável à existência de formas de guerra e a sobrevivência parece ser a única preocupação.
Ao contrário do que se esperava os Inuit tinham formas de guerra, preocupações defensivas na escolha e construção dos habitats e armas defensivas (Leblanc e Register, 2004; Keeley, 1997, Harris 2004).
Os Inuit possuíam uma armadura feita de placas de osso cozidas umas às outras formando uma protecção que é usada debaixo da roupa, esta arma é altamente especializada e tem utilidade apenas na guerra (Leblanc e Register, 2004, p. 63 e 117).
Antes do aparecimento da Real Polícia Montada do Canadá, os Inuit tinham altas taxas de homicídio, várias vezes superiores às das sociedades estatais contemporâneas, o feud, os raids e batalhas campais eram práticas comuns (Keeley, 1997, p. 29).
Num acampamento Inuit todos os homens já tinham morto alguém, a maior parte das disputas eram por mulheres, apesar do costume deste povo de partilhar as mulheres (Keeley, 1997, p. 120).
A guerra interna era comum na forma de raids, várias histórias foram recolhidas entre os anciões dos Esquimós do Noroeste do Alasca (Burch, 1974 apud Leblanc e Register, 2004, p. 67), estes descrevem o raid (massacre) ao pormenor.
A guerra externa existiu, temos o registo dos Cree do Este do Quebec que matavam todos os Inuit que encontravam e ficavam apenas com as crianças (Keeley, 1997, p. 67).
Em acampamentos Inuit escavados pelos arqueólogos, foram encontrados artefactos preciosos pertencentes a culturas nórdicas vizinhas, nos acampamentos dos vizinhos nórdicos existem poucos artefactos Inuit, é pouco provável que estes tenham sido adquiridos pelo comércio, existe a probabilidade de terem sido saqueados pelos Inuit aos vizinhos (Keeley, 1997, p. 126).
A frequência da guerra era anual, os grupos de guerreiros podiam atingir os cinquenta indivíduos, existindo mesmo um termo que tem como tradução o grande guerreiro (Burch, 1974 apud Leblanc e Register, 2004, p. 118).
Os habitats Inuit eram escolhidos tendo em conta a defesa, em locais com barreiras naturais, em pequena línguas de terra, existiam mesmo túneis nas casas que permitiam a fuga em caso de necessidade, os cães eram usados como alarme (Burch, 1974 apud Leblanc e Register, 2004, p. 118).
Os Inuit têm uma competição de canções que serve para resolver disputas pessoais e atenuar a tensão entre grupos vizinhos, este concurso no entanto pode acabar em batalha campal (Harris, 2004, p. 416).
Arqueólogos encontraram valas comuns no sítio Inuit de Sautanaktuk, nestas as ossadas apresentavam sinais de morte violenta e desmembramento (Melbye e Fairgreive, 1994 apud Leblanc e Register, 2004, p. 118).
Bibliografia:
KEELEY, Lawrence (1997) - War before civilization: The myth of the
peaceful savage. Oxford: Oxford University Press.
LEBLANC, Steven A.; REGISTER, Katherine E. (2004) – Constant battles: the myth of the peaceful, noble savage. New York: St. Martin’s Griffin.
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Lobato de Faria - Luis
Saturday, 1 January 2011
El enigma de las 19 novias del Dolmen de Montelirio
por Santiago Belausteguigoitia
em http://www.elpais.com/articulo/cultura/enigma/novias/Dolmen/Montelirio/elpepucul/20100318elpepicul_4/Tes
Los arqueólogos hallan indicios de un macabro ritual de enterramiento en un yacimiento prehistórico sevillano
Las mujeres de un tipo poderoso tenían que morir con él. Y corrían su misma suerte tras ser envenenadas. Muy probablemente lo hacían por voluntad propia; por acompañar al gran personaje al más allá. También se dejaban matar algunos hombres si deseaban servir a su señor en los mundos de ultratumba. Suena a leyenda, pero es la conclusión a la que ha llegado un grupo de arqueólogos, que apunta a que estos rituales funerarios prehistóricos se producían muy cerca de la actual ciudad de Sevilla hace más de 4.500 años.
Han hallado restos del enterramiento de un grupo de 19 mujeres, de entre 20 y 30 años, junto a alguien lleno de poder, de unos 40 años, en las excavaciones del Dolmen de Montelirio, situado en el municipio de Castilleja de Guzmán. Las excavaciones, promovidas por la Junta de Andalucía, empezaron el pasado julio y terminaron a principios de este año. Especialistas de las universidades de Sevilla y Huelva analizan ahora los huesos, pigmentos, flora y otros materiales hallados en la tumba.
El Dolmen de Montelirio se sitúa en el punto más alto de una zona de la comarca del Aljarafe. Una tumba que domina el río Guadalquivir. Se enclava, pues, en un lugar lleno de simbolismo y fuerza espiritual. La superficie de la zona de excavación es de algo más de 200 metros cuadrados. La cámara grande del enterramiento tiene un diámetro máximo de 4,75 metros (en ella están enterradas las 19 mujeres). La cámara pequeña (lugar donde descansó para siempre el jefe, reyezuelo u hombre principal) cuenta con un diámetro máximo de 2,70 metros. El corredor que da acceso a las cámaras tiene 32 metros de largo (allí fueron enterrados tres guardianes).
El arqueólogo y director de la excavación, Javier Verdugo, no puede ocultar el asombro que le ha producido este hallazgo. "Entre los años 2900 y 2500 antes de Cristo había una sociedad que habitaba lo que ahora es el Aljarafe. Esta sociedad llevó a cabo la construcción de un monumento funerario y una ceremonia de enterramiento de un señor muy importante y su séquito. Este hombre fue enterrado junto a su séquito, sus esposas, sus concubinas o como queramos llamar a este grupo", explica Verdugo, que es jefe del Servicio de Planificación y Evaluación de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta.
"Cuando se produjo la muerte del señor, éste fue enterrado con su ritual. Pero aquí, en Sevilla, lo que es sorprendente es que aparece algo que nunca habíamos visto en una cultura megalítica occidental, cuyos vestigios se extienden por Irlanda, Inglaterra, la península Ibérica y el norte de África. Y es que aparecen dos cámaras. Una de ellas con un señor principal. Y otra tumba en la que hay 19 mujeres. No teníamos pruebas de este ritual en la cultura megalítica occidental", comenta Verdugo, que ve "paralelismos" entre el dolmen y la tumba de Ur (Mesopotamia).
Uno de los grandes enigmas es cómo murieron las 19 mujeres y los tres guardianes. "Los indicios apuntan a que no los mataron de forma violenta. Lo más normal es que los dejaran dormidos en el sueño eterno con una droga", afirma Verdugo. Y, de esta forma, 19 mujeres y tres hombres murieron voluntariamente (o los mataron) en honor de alguien lleno de poder.
em http://www.elpais.com/articulo/cultura/enigma/novias/Dolmen/Montelirio/elpepucul/20100318elpepicul_4/Tes
Los arqueólogos hallan indicios de un macabro ritual de enterramiento en un yacimiento prehistórico sevillano
Las mujeres de un tipo poderoso tenían que morir con él. Y corrían su misma suerte tras ser envenenadas. Muy probablemente lo hacían por voluntad propia; por acompañar al gran personaje al más allá. También se dejaban matar algunos hombres si deseaban servir a su señor en los mundos de ultratumba. Suena a leyenda, pero es la conclusión a la que ha llegado un grupo de arqueólogos, que apunta a que estos rituales funerarios prehistóricos se producían muy cerca de la actual ciudad de Sevilla hace más de 4.500 años.
Han hallado restos del enterramiento de un grupo de 19 mujeres, de entre 20 y 30 años, junto a alguien lleno de poder, de unos 40 años, en las excavaciones del Dolmen de Montelirio, situado en el municipio de Castilleja de Guzmán. Las excavaciones, promovidas por la Junta de Andalucía, empezaron el pasado julio y terminaron a principios de este año. Especialistas de las universidades de Sevilla y Huelva analizan ahora los huesos, pigmentos, flora y otros materiales hallados en la tumba.
El Dolmen de Montelirio se sitúa en el punto más alto de una zona de la comarca del Aljarafe. Una tumba que domina el río Guadalquivir. Se enclava, pues, en un lugar lleno de simbolismo y fuerza espiritual. La superficie de la zona de excavación es de algo más de 200 metros cuadrados. La cámara grande del enterramiento tiene un diámetro máximo de 4,75 metros (en ella están enterradas las 19 mujeres). La cámara pequeña (lugar donde descansó para siempre el jefe, reyezuelo u hombre principal) cuenta con un diámetro máximo de 2,70 metros. El corredor que da acceso a las cámaras tiene 32 metros de largo (allí fueron enterrados tres guardianes).
El arqueólogo y director de la excavación, Javier Verdugo, no puede ocultar el asombro que le ha producido este hallazgo. "Entre los años 2900 y 2500 antes de Cristo había una sociedad que habitaba lo que ahora es el Aljarafe. Esta sociedad llevó a cabo la construcción de un monumento funerario y una ceremonia de enterramiento de un señor muy importante y su séquito. Este hombre fue enterrado junto a su séquito, sus esposas, sus concubinas o como queramos llamar a este grupo", explica Verdugo, que es jefe del Servicio de Planificación y Evaluación de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta.
"Cuando se produjo la muerte del señor, éste fue enterrado con su ritual. Pero aquí, en Sevilla, lo que es sorprendente es que aparece algo que nunca habíamos visto en una cultura megalítica occidental, cuyos vestigios se extienden por Irlanda, Inglaterra, la península Ibérica y el norte de África. Y es que aparecen dos cámaras. Una de ellas con un señor principal. Y otra tumba en la que hay 19 mujeres. No teníamos pruebas de este ritual en la cultura megalítica occidental", comenta Verdugo, que ve "paralelismos" entre el dolmen y la tumba de Ur (Mesopotamia).
Uno de los grandes enigmas es cómo murieron las 19 mujeres y los tres guardianes. "Los indicios apuntan a que no los mataron de forma violenta. Lo más normal es que los dejaran dormidos en el sueño eterno con una droga", afirma Verdugo. Y, de esta forma, 19 mujeres y tres hombres murieron voluntariamente (o los mataron) en honor de alguien lleno de poder.
Grisly Scene Gives Clues to Neandertal Family Structure
by Ann Gibbons
in http://news.sciencemag.org/sciencenow/2010/12/grisly-scene-gives-clues-to-nean.html?ref=ra
In a cave in Northern Spain, researchers have discovered clues to the identity of the victims of a mass murder committed 49,000 years ago. The butchered bones of 12 men, women, and children protruding from the floor may be the remains of an extended Neandertal family that were killed and eaten by their fellow Neandertals. Now, DNA analysis of the bones is providing rare clues into the family structure of these close cousins of modern humans.
Researchers have long wondered why Neandertals went extinct. Some think they lacked the genetic diversity to survive deadly viruses or other challenges. Others have proposed that their social groups were smaller and less sophisticated than those of modern humans; if so, their networks for trading food, tools, or information critical for survival would not have been as reliable. It's been hard to test such hypotheses with fossils, but new methods to study ancient DNA are starting to produce clues.
The latest insight comes from a "tunnel of bones" in a cave in El Sidrón, Spain. Here, a team of Spanish researchers has extracted and analyzed mitochondrial DNA and fragments of Y chromosomes from the remarkably well-preserved bones of 12 Neandertals. The bones were cut by stone tools and smashed open for marrow, suggesting that the Neandertals were cannibalized before the ground collapsed beneath their remains and buried them soon after their death, 49,000 years ago. The researchers found that the individuals in the group were very similar genetically, confirming earlier reports that Neandertals had less genetic diversity than modern humans.
The team also found that three adult males, two teenage males, and one child carried the same lineage of mitochondrial DNA, which is inherited only from one's mother, suggesting a close relationship on the maternal side. By contrast, the three adult females carried mtDNA from three different lineages, showing that they were less closely related to each other maternally, says lead author Carles Lalueza-Fox of the Institute of Evolutionary Biology (CSIC-UPF) in Barcelona, Spain. The other Neandertals in the group included a teenager, a child, and an infant, all of whom carried a type of mtDNA found in one adult female, suggesting that they were her offspring or close relatives.
"This looks like a family," says Lalueza-Fox, whose team reports its findings, online today in Proceedings of the National Academy of Sciences. "It's similar to what you would find if you went to a wedding and sampled the people in the wedding party. If you sample 12 people in the street, you would never find so many people with the same mtDNA."
He thinks that the similarity in mtDNA among the males suggests that they lived in small groups of closely related males and that females moved in from other clans, a social system called patrilocality. That's similar to modern humans: about 70% of living hunter-gatherers live in patrilocal groups. "The world of the Neandertal was a very small world," says Lalueza-Fox. "They were in these small family groups. When they met each other, things could go from exchanging females to killing each other—even eating each other." In the case of this particular group, he says, it appears that they were the meal for other very hungry Neandertals since they cracked open every tiny bit of bone for marrow and smashed the skulls for brain parts.
Paleoanthropologist Jean-Jacques Hublin of the Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology in Leipzig, Germany, says the evidence that the group was patrilocal and that females moved more than males is "rather convincing." But molecular anthropologist Linda Vigilant, also of Max Planck, cautions that a study of a single group of 12 Neandertals isn't enough to generalize about the social structure of the species. Researchers need to know how often individuals who are not close relatives share mtDNA, as well as to check the findings with nuclear DNA to be sure of their conclusions, she says.
in http://news.sciencemag.org/sciencenow/2010/12/grisly-scene-gives-clues-to-nean.html?ref=ra
In a cave in Northern Spain, researchers have discovered clues to the identity of the victims of a mass murder committed 49,000 years ago. The butchered bones of 12 men, women, and children protruding from the floor may be the remains of an extended Neandertal family that were killed and eaten by their fellow Neandertals. Now, DNA analysis of the bones is providing rare clues into the family structure of these close cousins of modern humans.
Researchers have long wondered why Neandertals went extinct. Some think they lacked the genetic diversity to survive deadly viruses or other challenges. Others have proposed that their social groups were smaller and less sophisticated than those of modern humans; if so, their networks for trading food, tools, or information critical for survival would not have been as reliable. It's been hard to test such hypotheses with fossils, but new methods to study ancient DNA are starting to produce clues.
The latest insight comes from a "tunnel of bones" in a cave in El Sidrón, Spain. Here, a team of Spanish researchers has extracted and analyzed mitochondrial DNA and fragments of Y chromosomes from the remarkably well-preserved bones of 12 Neandertals. The bones were cut by stone tools and smashed open for marrow, suggesting that the Neandertals were cannibalized before the ground collapsed beneath their remains and buried them soon after their death, 49,000 years ago. The researchers found that the individuals in the group were very similar genetically, confirming earlier reports that Neandertals had less genetic diversity than modern humans.
The team also found that three adult males, two teenage males, and one child carried the same lineage of mitochondrial DNA, which is inherited only from one's mother, suggesting a close relationship on the maternal side. By contrast, the three adult females carried mtDNA from three different lineages, showing that they were less closely related to each other maternally, says lead author Carles Lalueza-Fox of the Institute of Evolutionary Biology (CSIC-UPF) in Barcelona, Spain. The other Neandertals in the group included a teenager, a child, and an infant, all of whom carried a type of mtDNA found in one adult female, suggesting that they were her offspring or close relatives.
"This looks like a family," says Lalueza-Fox, whose team reports its findings, online today in Proceedings of the National Academy of Sciences. "It's similar to what you would find if you went to a wedding and sampled the people in the wedding party. If you sample 12 people in the street, you would never find so many people with the same mtDNA."
He thinks that the similarity in mtDNA among the males suggests that they lived in small groups of closely related males and that females moved in from other clans, a social system called patrilocality. That's similar to modern humans: about 70% of living hunter-gatherers live in patrilocal groups. "The world of the Neandertal was a very small world," says Lalueza-Fox. "They were in these small family groups. When they met each other, things could go from exchanging females to killing each other—even eating each other." In the case of this particular group, he says, it appears that they were the meal for other very hungry Neandertals since they cracked open every tiny bit of bone for marrow and smashed the skulls for brain parts.
Paleoanthropologist Jean-Jacques Hublin of the Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology in Leipzig, Germany, says the evidence that the group was patrilocal and that females moved more than males is "rather convincing." But molecular anthropologist Linda Vigilant, also of Max Planck, cautions that a study of a single group of 12 Neandertals isn't enough to generalize about the social structure of the species. Researchers need to know how often individuals who are not close relatives share mtDNA, as well as to check the findings with nuclear DNA to be sure of their conclusions, she says.
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